Blog personal de Juan Francisco Caro Pilar, maestro y abogado.
ABC 6 de agosto de 2011
En la Casa de la Cultura La Merced de Llerena ha tenido lugar la presentación del libro de Teresa Montero Chaves «Retazos de LLerena», a cargo del historiador llerenense Julián Ruiz Banderas y prologada por Juan Francisco Caro Pilar, maestro y abogado. En dicho prólogo refleja: «De estos perfiles de personas, profesiones y hechos sociales se abren riachuelos de recuerdos y nostalgias que se enlazan con la suave seda de la melancolía para formar un cuerpo de vivencias recreadas».
El prólogo completo es el que sigue:
Este tercer trabajo de Tere Montero, al que ya no podemos llamar libreto, como a los anteriores, sino libro, echa otra vez las rastras en el tiempo pasado que le tocó vivir. Estos retazos que juntos forman una pieza de tela del mejor paño son como las catas que se les hace a los edificios antiguos para comprobar qué hay debajo. Y cada cata nos descubre una parte de nosotros mismos, oculta por el calafeteo de los años, pero viva al menor contacto con la evocación.
Articula Tere su trabajo alrededor de semblanzas, hechos, costumbres y profesiones. De cada uno de ellos se originan otros flecos que unidos unos a otros conforman la unidad de la obra.
No ha escatimado en su labor investigadora la búsqueda de información en personas y lugares que podían facilitársela, acompañando también testimonios directos de quienes por su estrecha vinculación con lo narrado tienen datos fidedignos de los acontecimientos.
De estos perfiles de personas, profesiones, actividades y hechos sociales se abren riachuelos de recuerdos y nostalgias que se enlazan con la suave seda de la melancolía para formar un cuerpo de vivencias recreadas.
El ayer, que permanece en la memoria colectiva con tonos grises y amarillentos, recobra, por arte y gracia de la plasmación impresa, el brillo virtual de la añoranza que desde las profundidades de la semiinconsciencia aflora a la superficie para que cada uno reconstruya parte de su pasado, no como fue, sino como se recuerda, según acertada expresión de Gabriel García Márquez.
En cada capítulo hay una fuente y un pilar. Fuente porque de cada uno surge el agua del pasado, con sus alegrías, tristezas, emociones, penurias…Pilares porque al leerlos, cada uno de nosotros, levanta sobre ellos, con las vivencias personales e intransferibles que tenemos de esos tiempos pasados, un edificio diferente y recreado.
Todas las personas reflejadas en el libro son tratadas con el máximo respeto y aprecio, resaltando las cualidades que les han hecho merecedoras de la consideración de sus paisanos. No obsta esto para que con fina y acertada crítica señale usos y costumbres que han degenerado desde su primitiva concepción, obras y modificaciones urbanas que atentan contra el buen gusto y desubicaciones inexplicables hasta el día de hoy.
Se lee el libro con el placer e interés que dan el sentirse coprotagonistas más o menos coetáneos de los hechos narrados.
Si el texto evoca, las fotografías plasman y recrean, introduciéndonos a través del sepia, en la película que seguro se originará en la imaginación de cada uno de nosotros al contemplarlas.
Será sugerente leerlo para todos los que vivieron esos tiempos, sobre todo para los que abandonaron Llerena por distintas circunstancias, y una enseñanza para los más jóvenes porque conocerán parte de la historia más reciente, de esa historia a pie de calle, la de la gente que bulle y trajina en el devenir diario de los quehaceres.