Fernando Fuentes

(Fotografía de Juan Sevilla Durán)

¿Guardarán memoria los repechos, las lomas, los recodos, las llanuras de las huellas de quienes los pasaron? ¿La arboleda, de las sombras, el éter del firmamento, de las charlas?  Él ya no volverá a pisarlos físicamente. No sé si los espíritus en las noches de luna vuelven por donde anduvieron sus dueños llenando de plata los caminos.

 Los manillares de tu bicicleta tienen la horma de tus manos y los pedales el peso de tu fuerza cuando la vida salía por los poros. Aunque inanimada, si la miramos, notaremos la triste melancolía de las ausencias. Parece que te está esperando.

Tus amigos de Astoll volverán por los mismos parajes por los que anduviste, charlarán a la sombra de un castaño, de una encina o de un olivo y tú estarás presente. También cuando tras las rutas tomen cervezas en cualquier plaza de los muchos pueblos por los que pasasteis. Allí estarás con ellos porque el rastro de las buenas personas, de los buenos compañeros permanece siempre en el recuerdo de los que los conocieron.

Que el viaje que emprendiste el día de san Fernando, que cruel coincidencia, no te sea gravoso y vueles con las alas de los sentimientos de los que te trataron, que seguro irán acompañándote para que esta ruta por la que también nosotros pasaremos, te sea leve.

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