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Fotografía de Juan Sevilla.
Me hice a la mar en un velero
a la busca de sus ojos.
Creí ver sus reflejos
entre las brumas del aire
brillando en el fanal de otros veleros,
en el estrépito de las galernas
y en los oasis de los espejismos marineros.
Tan hermosos eran que el cielo
y el piélago tranquilo,
con los matices que la luz prestaba,
por su belleza competían.
Para buscar la libertad
surqué con Espronceda,
cara al viento y revuelta cabellera,
las procelosas aguas de la mar abierta.
Un día cualquiera hallé su barca
en luminosa playa azul,
sola,
con las velas rotas,
-¡qué bien lo expresó Lope de Vega-,
pero a pesar del tiempo,
estaba inmensamente bella.