Saltar al contenido
Surge impetuosa la perdiz rompiendo el aire
con metálico batir de alas y ajeos entrecortados.
Sorprendido el cazador, se encara la escopeta
y dispara acelerado.
La perdiz se aleja enderezando el vuelo
hacia una zona más quebrada.
Quedan resonando en la mañana,
con temblor de ecos, los disparos,
mientras se alejan los latidos de los perros
por oteros y cañadas.