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Dormir es un placer
cuando se está cansado,
un regodeo dar
vueltas de madrugada
sobre el límite de la consciencia
y un deleite que el alba te despierte
con un soplo de plata en la ventana,
ver sobre la colcha de la cama
monedas de oro que el sol cuela
por las rendijas en los postigos de madera.
Es un anticipo a cuenta del capital
que supone un nuevo día
para gastar a manos llenas.