Vida retirada. (Con permiso de Fray Luis)

faro32

No quiero más compañía

que los trinos de las aves

o el tañer de las esquilas

cuando vago  por el campo

sin una dirección fija.

Por encima tengo al cielo,

a mi  lado  las  encinas,

otras veces olivares,

escarpadas serranías,

valles de intenso verdor

o llanuras labrantías.

De vez en cuando me paro

de algún arroyo a la orilla

o  cerca de una pradera

cuajada de margaritas.

Allí gozo y  me recreo

con el tiempo suspendido

de las alas del silencio.

Por  reloj tengo las sombras,

para predecir la lluvia

las figuras de las nubes

y  la dirección del viento.

Si el aguacero sorprende

la pared de algún cortijo

o alguna cerca de piedra

ofrece amparo  y cobijo.

Mientras  el agua  humedece

la arboleda en la  dehesa

la tierra desprende efluvios

de  orégano y  de tomillo

mastranto,  salvia y espliego.

Si la calor incomoda

el fresco de la alameda

alivia sus rigideces

acompañado de trinos

Por tan poco ¡qué más quiero,

si voy hablando conmigo

en un paraíso agreste

haciendo lo que me place

sin que nadie me moleste!

 

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