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“Nunca más”
Calla y cúbrete de oscuridades.
Hay pasos de fieras por la calle
que suenan a plomo y huelen a sangre.
Vienen de madrugada, traicioneros,
para abrir los corazones de las madres.
Los golpes en las puertas
rugen en las entrañas de las casas
como aullidos salvajes
de hienas acuciadas por el hambre.
El poder de la pólvora y del sable
da cobijo a los verdugos.
Ráfagas de balas
horadan los límites del alba
y derraman lágrimas de rabia,
impotentes y calladas.
El silencio miedoso se encarama
a las copas solitarias de los árboles.