Ahora se verdea poco. Se deja casi toda la aceituna para aceite. Antes salían las cuadrillas de aceituneros montados en los remolques a primeras horas de la mañana. Hasta los estudiantes aprovechaban para sacar un dinero en estos días. Las “casas grandes” absorbían una gran cantidad de mano de obra. Tanta era la demanda que algunos propietarios iban a Valverde a buscar personal. Por las noches los bares mostraban a primera hora un gran ambiente, pues los contratos se apalabraban allí. Había dos o tres puestos que compraban la aceituna y al atardecer se formaban colas para pesarla y entregarla. Hasta los olivos han cambiado de aspecto. Les hacen una poda que los desmocha y extiende las ramas hacia los lados. Parecen mitad frailes tonsurados, mitad locos exaltados con los brazos extendidos. Además el terreno se rula y se dejan las calles de los olivares llanas como pistas. Esto facilita la recogida de la aceituna del aceite y preserva la humedad. Ignoro si a largo plazo tendrán algunos inconvenientes estas formas de poda y laboreo. Doctores tiene el campo.