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Mantengo prisionera en un retrato
tu clara inmensidad en un instante,
sostenida tu mirada penetrante
equívoca entre súplica y mandato.
Al aire, las sortijas del cabello
en visera ideal sobre tu frente
y una caricia que quedó pendiente
en la grácil figura de tu cuello.
El tiempo detenido para siempre
tiene la eternidad del sentimiento
en seductora luz de arrobamiento
y dudo si volver de aquel momento
a la dura rutina del presente
o vivir la quimera permanente