Saltar al contenido
Tu pelo mojado
dejaba en tu frente
mechón descuidado.
Llovía mansamente.
Tu mirada perdida
se iba calle abajo
con el agua rota
caída en el suelo.
Quise abrazar
la redondez morena
de tus brazos desnudos,
frescor erizado
del primer aguacero.
No me atreví
a poner mi cuerpo
tan cerca del tuyo.