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Fotografía de Manuel Rodríguez Espino
Rota la vela y el timón quebrado
se distanció mi barca de la orilla.
Refugiado en el fondo de la quilla
me abandoné a mi suerte resignado.
A merced de la mar embravecida
en el febril delirio de mi sueño
imagino un paisaje ribereño
que me acoge y evita la deriva.
En un abrupto despertar me encuentro
al timón unas manos compañeras
que gobiernan mi barca mar adentro
entre fuertes galernas traicioneras.
Diestramente, la proa a sotavento,
enfila y me conduce a las riberas.