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Los días son ya más cortos
y por las noches refresca.
Ya se sabe que en agosto,
frío en rostro
Pero no creas, que otros años
duró hasta octubre el calor,
y septiembre seca fuentes
o se lleva muchos puentes.
¡El tiempo se ha vuelto loco!
Pero no se lo come el lobo.
Cuentan los viejos que un año
no llovió hasta navidad.
En enero, qué pelonas
cuando crujen las pisadas
camino del olivar.
No son malas las invierno
que enraízan a las plantas,
las malas son las tardías
cuando grana el cereal
y los brotes están tiernos.
Mucha agua va siendo ya,
que aquí los años lluviosos
nunca dan buenas senaras.
En invierno todo es noche
y las nieblas de la Pura
bastan para la humedad
que las siembras necesitan.
Lo malo son los solanos
que llegan en primavera
y arrebatan las espigas
cuando el campo ya está en flor.
El solano, agua en la mano
pero no en verano.
Aquí en verano, el gallego
que refresca y no reseca.
Ni buen prao ni buen centeno
si no llueve por febrero.
Yerbera el agua en marzo
y en abril, las aguas mil,
pero cien años viví
y uno bueno conocí.
Estas lluvias de san Juan
quitan vino y no dan pan.
Poco me gusta esa nube,
que donde le dé en caer…
Dios nos libre del granizo
como están las sementeras.
Parece que hay revolá
y el aire se fue hacia abajo.
Esa no puede fallar:
mañana tierra mojá.