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Tarde infantil de domingo
con paseos de ida y vuelta
de la plaza a cuatro esquinas
con sabor a regaliz
y a goma de clorofila.
Vocea Felipe al viento
las pipas y caramelos
de su canasta de mimbre.
El carburo con su llama
alumbra con luz de plata
sobre el turrón y la fresa,
el chocolate y la nata
del puesto de los helados.
Los hombres fuman y charlan
en grupos diseminados
de cosas que no entendemos.
Pasa Antonio con un palo
encendiendo las bombillas
que dejan en las esquinas,
cuando ya es anochecido,
una tristeza amarilla.