Carta publicada en el periódico HOY ( domingo 25/03/2012)
No dudamos de sus méritos profesionales ni de su esfuerzo y capacidad. Creencias que hacemos extensibles a sus consortes, parejas y demás parentela. Pero esos fichajes que empresas de campanillas les ofrecen a algunos de ustedes o a sus familiares y que aceptan encantados, salvo honrosa renuncia, una vez en conocimiento de la opinión pública la noticia y por consejo de superior rango, nos desconciertan a los ciudadanos en tiempos ya suficientemente procelosos por motivos bien conocidos y sufridos. Es cierto que tienen el mismo derecho a ocupar esos puestos que cualquier otra persona tocada con la varita de la designación directa para tan golosos destinos, pero tratándose de ustedes, que tienen el poder constitucional de legislar, el asunto puede añadir una más que justificada desconfianza entre quienes se las ven y se las desean para llegar a fin de mes. Puede suceder que cuando nos suban el recibo de la luz, del gas, del teléfono, algún malpensado crea que con referidas alzas está pagando parte de esos fichajes millonarios y que las empresas, que no fichan por fichar, están devolviendo favores recibidos o que esperan recibir. Seguro que no así, que no puede ser así, aunque las apariencias pueden inducir a malentendidos. Así que estamos un poco mosqueados. A buen seguro que son elucubraciones nuestras sin fundamento y que eso que pregonan ustedes en sus mítines de honradez y lucha por el bien común es cierto y que cuando legislan lo hacen velando por el interés general.
De todas formas apreciamos la identidad de aspiraciones e intereses que demuestran en esos fichajes, independientemente del partido en el que militan y deseamos que esa confluencia se refleje en asuntos que nos conciernen a todos los ciudadanos. La democracia se lo agradecerá y nosotros también.