Saltar al contenido
No me quitéis con saña
la vida que me disteis.
Dejad que tiempo en su transcurso
cobre los tributos debidos
en sus plazos naturales.
Sea suave la pendiente hasta el fin,
sin sobresaltos,
que la luz se consuma lentamente,
como se extingue la llama del leño.
Yo no pedí venir, dejad que marche
por el camino de poniente
cuando sienta que el tiempo no me pertenece,
cuando mi ausencia no hiera en demasía a quienes quiero
y la antorcha cedida abra camino en otras manos.