El día ocho del mes de noviembre de 2000 se celebró el último sorteo que asignaba los destinos de los quintos del reemplazo del año 2001. A partir, por tanto, del uno de enero de 2002 quedó suprimido el servicio militar obligatorio.
Quedaban atrás 230 años desde que un trece de noviembre de 1770, durante el reinado de Carlos III, se estableció la prestación militar obligatoria con la promulgación de la Real Ordenanza de Reemplazo Anual del Ejército. En esta Ordenanza se establecía una quinta anual, pero sólo del número de hombres que se necesitasen en los distintos regimientos para mantener sus efectivos y que no se hubiesen cubierto con la recluta voluntaria. El sistema para llevarlo a cabo era asignar a cada población un número y éste era escogido por sorteo entre los alistados solteros con edades entre los 17 y los 36 años- los voluntarios lo eran entre los 18 y los 40-. No se admitían vagabundos ni desertores, como se hacía anteriormente con la leva forzosa, constituida por recogida de “vagabundos y gente sin oficio”. Estaban exentos quienes se excluían por razones de familia o profesión. El servicio en filas era de ocho años. Posteriormente se sucedieron muchos cambios legislativos en cuanto a duración, exenciones y obligatoriedad del servicio militar.
Obviando gran parte de esta evolución histórica, quiero centrar este pequeño trabajo en tres situaciones que marcaron las vidas de muchos jóvenes y las de sus familias.
Estas situaciones son la “Redención a metálico”, la“Sustitución” y el “Soldado de cuota”
La Constitución de 1812 (“la Pepa”) establecía que “ningún español podrá eximirse del servicio militar, cuando y en la forma que fuere llamado por la ley”. Pero esto no fue así y al promulgarse en 1823 la primera Ley de Quintas se establece que “el servicio militar podrá desempeñarse por medio de sustitutos”. La Ordenanza de 1837 admite librarse del servicio mediante el pago de una cantidad de dinero (Redención a metálico) o bien requiriendo los servicios de otro joven, el cual, previo pago de una cantidad, cumplía el servicio en su lugar (sustitución), quedando de esta forma los “redimidos” y “sustituidos” exentos de todo servicio militar, tanto en tiempo de paz como de guerra.
Estas situaciones duran hasta 1912 en que son derogadas, pero se crea el denominado soldado de “cuota”, el cual mediante el pago de una cantidad al Estado reduce el tiempo de su permanencia en filas.
Veamos con más detalle cada una de estas situaciones.
Lógicamente los que se salvaban de cumplir el servicio militar y con ello en numerosos casos de morir en los cuarteles, dadas las precarias condiciones de salubridad e higiene, o en algunos de los conflictos que España mantenía en Ultramar, eran los hijos de las familias más pudientes. Pero como al mismo tiempo el amor a los hijos no es exclusivo de los adinerados, muchas familias se entrampaban más de lo que podían para librar a sus hijos del servicio militar. Los intereses de los préstamos de las sociedades crediticias oscilaban para este menester entre un 35 y un 50 por ciento.
Esto propició el florecimiento de la picaresca. Así, se presentaban para ser sustitutos, cojos, enanos, lisiados… que a cambio de dinero pretendían sustituir a quien le pagase por ello. Lógicamente eran declarados inútiles en la primera revisión médica. También se presentaban por la mitad del precio, vagos y delincuentes que a la primera ocasión que tenían desertaban, con gran perjuicio tanto para el ejército como para el que había pagado para ser sustituido, pues éste debía abonar ahora una cantidad suplementaria al Estado. Casos más tristes eran los jóvenes que en edad militar se automutilaban con tal de ser excluidos del servicio.
Las cantidades establecidas para la “Redención a metálico” oscilaban entre los 6.000 y 8.000 reales y la “Sustitución” entre los 2.000 y 5.000 reales, según que el servicio se prestase en la Península o en Ultramar. La diferencia entre la redención y la sustitución era que en el primer caso el gobierno se comprometía a reemplazar al redimido por otro voluntario o reenganchado y en la sustitución era el joven beneficiado quien se lo daba hecho al Gobierno, una vez comprobada su aptitud.
Los abusos de las compañías crediticias hacen intervenir al Gobierno, creando en 1859 un Fondo de Redenciones y Sustituciones. Su misión era que la población dejara de ser victima de especuladores desaprensivos y confiara esta tarea al Estado. En 1859 costaba prácticamente lo mismo redimirse o sustituirse, cerca de 6.000 reales. Después de algunas subidas y bajadas, a finales de 1868 costaba alrededor de 4.000 reales.
La sustitución se restringió poco a poco con el tiempo. En 1878 se permitía sólo a parientes de cuarto grado y a partir de 1882, únicamente entre hermanos. Para los destinados en ultramar esta limitación no se aplicaba. Mientras la sustitución no fue restringida a los lazos familiares fue común, como ya he dicho antes, obtener el concurso de un sustituto mediante el abono de una cantidad de dinero.
Con motivo de la guerra de Cuba, cuando se movilizaron reemplazos ya licenciados y se llamaron a excedentes de cupo, el número de redenciones en metálico se incrementó rápidamente, pasando de 4.881 en 1891 a 23.284 en 1898.
Así que sólo los jóvenes que no contaban con medios suficientes para abonar las cantidades para ser sustituidos o redimirse, eran los únicos que pisaban los cuarteles. Se llegaba a identificar al soldado que prestaba servicio en nuestros cuarteles con el estrato más bajo de la sociedad.
En 1912, como dije antes, desaparecen la redención y la sustitución, si bien ésta se autorizó hasta 1924 para casos muy excepcionales.
Estas injustas situaciones de Redimidos y Sustituidos dio paso a una nueva figura, la “Cuota militar”.
Debido a que la eliminación de la redención y la sustitución supuso una importantísima disminución de los ingresos en las arcas del Estado y por otra parte con el fin de favorecer a ciertos sectores de la juventud-universitarios y profesionales cualificados, generalmente-se permitió reducir-nunca redimir totalmente-el tiempo de permanencia en filas mediante el pago de una cantidad de dinero: había nacido el “Soldado de Cuota”.
Este sistema de cuotas estuvo vigente en España desde 1912 hasta la Guerra Civil de 1936.
CLASIFICACIÓN DEL IMPORTE DE LAS CUOTAS EN FUNCIÓN DEL TIEMPO DE SERVICIO
Primer periodo(1912-1925) Duración del servicio militar: Tres años. Si se pagaba la cuota de 2.000 pesetas se servían cinco meses que podían hacerse de forma ininterrumpida o tres meses el primer año y dos el segundo. Si se pagaban mil pesetas de cuota se servían diez meses y también podían hacerse de forma ininterrumpida o cuatro meses el primer año, tres el segundo y otros tres el tercero.
Segundo periodo (1925-1930) Duración del servicio militar: Dos años. Si se pagaba la cuota, entre 1.000 y 5.000 pesetas, dependiendo de la renta familiar, ser hijo de militar o de funcionario o tener la condición de familia numerosa, el tiempo de servicio era de nueve meses ininterrumpidos.
Tercer periodo (1930-1936) Duración del servicio militar: Un año. La cuota oscilaba entre 1.000 y 5.000 pesetas, atendiendo a las circunstancias enumeradas anteriormente y si se pagaba, el tiempo de servicio se reducía a seis meses ininterrumpidos.
La segunda República confirma la modalidad de los soldados de cuota y su Ministro de Guerra D. Manuel Azaña mantiene las variables de tiempo de servicio y cuotas a abonar, que permanecerán invariables hasta julio de 1.936.
ALGUNOS DATOS MÁS
Para valorar de un modo más aproximado a la realidad el valor de estas cuotas hay que tener en cuenta que en 1.912 el sueldo anual de un teniente era de 2.250 pesetas y el de un suboficial de 1.230 pesetas
¿Qué ventajas tenía el ser soldado de cuota además de reducir considerablemente el tiempo de permanencia en filas? Tenían la facultad de elegir arma, cuerpo y unidad militar, corriendo a su cargo el vestuario y equipo correspondiente. En Caballería debía aportar el caballo y hacerse cargo de su manutención. También estaban autorizados a comer ypernoctar fuera del cuartel, quedando exentos de realizar servicios mecánicos, pero no de armas. Preferían a la hora de elegir cuerpo Intendencia, Sanidad, Artillería e Ingenieros, prefiriendo en último lugar a la sufrida Infantería. Primo de Rivera estableció por este motivo un porcentaje de admisión en cada en cada arma o cuerpo, estableciendo un cincuenta por ciento obligatorio para la Infantería.
Habrá que esperar a la Ley de Reclutamiento de 1940 para que el servicio militar supusiese la incorporación de la totalidad del contingente. Según esta norma el servicio en filas sería de dos años más otros veintidós en situación de reserva.
La Ley de 1968 estableció un plazo variable entre los quince y los veinticuatro meses y el tiempo restante hasta completar los dos años sin estar en filas se consideraba como servicio eventual. La situación de reserva se reducía de 22 a 16 años y se contemplaba la incorporación de los excedentes del contingente anual para recibir la instrucción básica durante un corto periodo de tiempo. Una nueva ley, en 1984, redujo la duración del servicio en filas a doce meses y la situación de reserva a catorce años. Por último la ley de 1991 fijó el tiempo del servicio militar en nueve meses y la situación de reserva a sólo tres años.
En la actualidad el servicio militar obligatorio, como señalé al principio del escrito, no existe. El ejército se ha profesionalizado. Atrás quedan los marqueos y los sorteos con todas las celebraciones que llevaban aparejadas. Las noches insomnes y jaraneras, las excentricidades del vino y el alarde, la novia añorada o soñada, el compañerismo de pertenecer a la misma quinta.Todo quedó prendido en la última farola de la calle, vieja y rota, como un jirón de trapo ajado al albur de los vientos otoñales.
Bibliografía:
-El soldado de cuota en el Ejército Español en el primer tercio del siglo XX.- Francisco Ángel Cañete Pérez
-El servicio militar en España (1913-1935)-José F. García Moreno
-El soldado desconocido. De la leva a la mili-Fernando Puell de la Villa