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Navego en ese mar de ondulaciones
que es tu cuerpo
para encontrarte en el lado oculto del deseo.
Voy de los sobresalientes oteros
a las oscuras simas,
cegado el rumbo por la deslumbrante luz
de los faros de tus ojos.
Acogedora isla donde, náufrago,
encuentro, en medio de la tempestad, refugio,
exhausto de gozo, hasta el estremecimiento.