Procesión del viernes santo,
luz de vela y luna llena.
La soledad de la Virgen,
siete puñales de penas
en su corazón de madre.
Quejido de una saeta
rasga el manto de la noche
como cada primavera.
Ritos de muerte y calvario
incensario, palio y cera.
Detrás de las alambradas
hay una madre que espera
con el hijo entre sus brazos
que les abran las fronteras.
Y recordé que Jesús
huyó también de su tierra
por la amenaza de Herodes.
¿Y si Jesucristo fuera
quien renacido otra vez
por tanta injusticia y guerra
aguarda la mano amiga
que le ofrezca su defensa?
Morirá otra vez Jesús
y con cada primavera
celebraremos su muerte
a la luz de luna llena.