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Usted, querido lector,
que reunió unas propiedades
con muchas penalidades
para un futuro mejor,
debe salir del error:
usted no es el propietario,
tan sólo es usufructuario
si paga contribución;
si no, el potente patrón
se queda con el erario.
¿Quién es el usurpador
que con tantas potestades
se apropia de los caudales
que ganamos con sudor?
Son los gobiernos, señor,
que si es para recaudar
no es fácil delimitar
diferencias sustanciales,
siendo así todos iguales
a la hora de trincar.