Otra vuelta más.

bailaora

(Carta en el periódico HOY 13-10-2013)

“¡Otra le cabe!”, gritaban los mozos  exaltados de lujuria ante la  media revolera que la vedette daba sobre el escenario enseñando  sus torneadas piernas blancas.

Sin televisión y con el cine censurado por probos hombres  vigilantes de la  moral ajena, el único desahogo visual para el ímpetu sexual adolescente eran esas artistas que de vez en cuando recalaban por el pueblo con circos y teatros.

Entre silbidos y rascones en las entrepiernas  los mozos daban rienda suelta a la represión pidiendo otra vuelta a la bailaora  para que su falda volase  de nuevo en círculo y dejase al aire  el muslo bello, que dijo Espronceda, ¡qué gozo, qué placer!

El espectáculo ha cambiado de protagonistas. Los doctos hombres y mujeres del FMI desde el patio de butacas jalean  a nuestros gobernantes para que suban un poco más los impuestos. Hay margen para ello. Aunque la soga de la penuria está  ajustada sobre el cuello, aún no estamos  cianóticos. ¡Otra le cabe!

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