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Coronan sus cabezas con laureles
y ondean las banderas a su gloria
pidiendo para ellos la memoria
labrada en ornados capiteles.
Las gestas de tan bravos paladines,
aguerridos y valientes luchadores
no son guerras ganadas con sudores
ni asaltos a difíciles fortines.
Son el tiro en la nuca y la metralla,
la bomba traicionera en el mercado
y el rapto de personas indefensas.
Mi voz no puede permitir ni calla
que del abyecto crimen ensalzado
lancen a nuestras caras las ofensas.