Saltar al contenido
Nada tienes que envidiar ahora
a la joven de veinte años cumplidos.
Con cincuenta que tienes tú vividos,
¡cuánta serena placidez aflora!
Al igual que el fruto está en sazón
cuando el tiempo le da su madurez
tienes aún de sobra exquisitez
para arrastrar prendado a un corazón.
Arroyos de distinta procedencia
que en el río confluyen caudalosos
lo elevan de grandeza y preeminencia.
Los años son bastante más hermosos
si los cubre la vida de experiencia,
cual los tuyos, que lucen primorosos.