Muertos ilustres

museo pussol

 

Entierro de Primera Clase celebrado en el año 1952. Museo Pusol.

Somos un país-quizás otros también lo sean- de alabados muertos y envidiados vivos. Si la Parca se lleva a un  ilustre finado se lucha a codo, oídas las primeras campanadas,  por llegar primero a expresar condolencias por tan desgraciada  ausencia. Todos fueron sus amigos. El duelo es un  cajón de latiguillos y tópicos al uso que envasan el dolor en cómodos envases. Con el rostro amagando  pucheros, el abrazo al doliente,  palmoteo en la espalda levantando pelusas que posaban su liviandad  hasta hace poco en el ropero, desfilan los manifestantes.  Este muerto,  en las mismas bocas que hoy le cantan salmos, sólo hace unos  días  era un engreído, pillo de cuidado, o nido de avaricia. Con los ojos cerrados por los siglos de los siglos, es crisol luciente de magnas virtudes que calientes bocas pregonan al viento con jabón sobrado. Y si fue algo ruin, eran sus cosillas, pero no era malo.

Oh, país de grandiosos  panteones  sobre rumia de  gusanos. Dios nos libre del día de las alabanzas.

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