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(J. A. Dominique INGRES. Bañista de medio cuerpo)
Hacia su cuerpo de garboso porte
lo arrastran apetitos lujuriosos
que a duras penas el pudor refrena.
Pero a sus ojos de sus cuencas idos
no consigue domar por su flaqueza
e intrusos y atrevidos
de su talle a su culo hacen camino.
Pillado en su bajeza.
con disimulo la mirada sesga.
Poco dura el propósito de enmienda
y al mínimo descuido de la dueña
los ojos en impúdica querencia
dirigen la mirada hacia sus tetas.