Saltar al contenido
Busca a tu complementario,
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario.
(Antonio Machado)
Yo quisiera dejar al pejiguera
que siempre me acompaña.
No aguanto su aldabón en mi conciencia
sujetando las bridas de mis sueños.
Que me deje a mis anchas
hacer lo que yo quiera
al menos algunos días del año:
Quiero prender en talles ondulantes
mi afán libidinoso
y llevarlos ceñidos
al bosque solitario.
Detener las manillas del reloj
en horas placenteras
hasta que exhausto de placer
caiga en mullidos edredones
vencido por el sueño.
Atravesar los charcos de la calle
a la pata la llana,
como niño salido de la escuela.
Romper las convenciones
de falsas mascaradas.
Y cuando vuelva a mi interior
con los zapatos en la mano,
si me aguarda en vigía,
que guarde silencio y no me reprenda,
que quiero vivir por un tiempo
sin sombra de nadie.
Aunque ahora que caigo
no sé si soy yo quien quiere marcharse
o, hastiado de mí,
es mi complementario.