Manitas de cine

apaches

 

 

 

 

Mi mano sigilosa en la  frontera

de dos cuerpos de ardor adolescente

reptaba  sondeando compañera

en la envolvente oscuridad del cine.

Tras un  paso, astuta y cautelosa,

ocupaba el terreno conquistado

y seguía avanzando en su aventura

hasta el ansiado roce en que esperaba

con la respiración sujeta en bridas

el rechazo o  la cálida acogida

La quietud era indicación  de avance

hacia el querido otero  de la  tuya,

que con  un voluptuoso desperezo

giraba receptiva  su  postura,

uniendo palmas y enlazando  dedos,

mientras tropas de yanquis galopaban

con toques de cornetas estridentes

por las llanuras ardientes del desierto.

 

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