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La luz viaja por el espacio
aunque muera la fuente que es su estrella.
Pienso esta noche,
mirando desde campo abierto
la grandiosa bóveda del cielo,
si, abierta la crisálida del alma que les dio cobijo,
mi inocencia primera
y mi ruborosa adolescencia
surcan también los espacios siderales
y, traspasada Andrómeda,
vayan, quizás, con ellas
en un viaje infinito,
las alegrías y las penas
de ese tiempo pasado.
Tal vez un telescopio
desde algún planeta lejano
captará la estela de su errante destino,
si la vida sigue ese viaje
como la luz de las estrellas,
aunque ya no estemos vivos.