Los Santos Inocentes

El día de los Santos Inocentes íbamos a las casas de nuestros familiares más cercanos y les pedíamos dinero con cualquier excusa. “Me ha dicho mi madre que si le puedes dejar un duro, que no tiene suelto.  Después te lo devolverá ella”. Con las cinco pesetas en la mano salíamos corriendo. “¡Los santos inocentes te lo paguen!”.  La mayoría de las veces fingían sorprenderse, pero sabían a lo que íbamos porque la expresión de nuestras caras nos delataba. Tendríamos que aprender muchos años después cómo se miente sin alterar los músculos faciales, observando a caraduras de cemento armado negando la evidencia.
Entre las variadas bromas que ideábamos para aprovechar la buena fe de los que no caían en la cuenta del día que era, estaba la de hacer ir a alguien a algún lugar con el pretexto de que lo estaban esperando.
Los medios de comunicación también han contribuido a esta costumbre publicando o difundiendo noticias falsas. Práctica que en la actualidad ha decaído.  La mayoría son poco creíbles y el lector avispado cae en la cuenta enseguida de su falsedad.
Siempre me extrañó que esta festividad de hoy, que recuerda el asesinato de niños inocentes, se honrase gastando bromas.
 
Pero ya sabemos que la mayoría de las celebraciones cristianas tienen su origen en fiestas paganas. Las Saturnales, en honor del dios Saturno en la antigua Roma, es una de ellas. Se comía y se bebía a discreción y se intercambiaban los papeles sociales. Los criados se convertían en señores y los señores en criados por un día. Con antecedentes en esta se festejaba en Francia en la Edad Media la ‘Fiesta de los locos’.  Durante su transcurso en algunas iglesias los clérigos se daban a la vida licenciosa. Banquetes, juegos y desahogo de represiones, sacrilegios incluidos. Ancha es Castilla a la pata la llana en tierras galas.
En la fiesta de los Inocentes eran los niños los protagonistas. Se ponían en lugar de los adultos y se les permitía toda clase de travesuras.
El origen cristiano de esta festividad es la matanza de los menores de dos años que ordenó Herodes ‘el Grande’ para evitar que el llamado rey de los judíos le quitase el trono. Relato no acreditado históricamente y solo relatado por uno de los cuatro evangelistas, san Mateo.
De los significados que se asignan a la palabra inocente: libre de culpa, que no daña, ignorante, niño que no ha llegado a la edad de la discreción, fácil de engañar, esta última es la que mejor define a los nuevos inocentes, que somos los adultos hechos y derechos.
Miguel Delibes extendió significado y santidad a los explotados por señoritos terratenientes, amos de vidas y haciendas.
Hoy nos engañan más finamente. En esta larga y sibilina inocentada, el sistema permite travesuras perversas a los pícaros. Comisiones bancarias abusivas, subida de cuotas de las compañías de teléfonos por nuevas prestaciones que nadie ha solicitado, promesas electorales incumplidas, sueldos a nuestros jóvenes que en muchos casos solo alcanzan para una penosa subsistencia…Estas son bromas muy pesadas de las que extraigo la sensación que me han colocado en la camisa el monigote de papel con piernas y brazos abiertos y que un grupo de capitostes disfrazados de niños traviesos se parte de risa a mis espaldas.

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