Los Pedrosillos.

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Este poema está inspirado en un comentario de Josefa Rangel sobre la vida de su familia en el cortijo de los Pedrosillos. Gracias.

Suena un disparo en la noche

que el aire libre de estorbos

traslada de loma en loma

de la mano de los ecos.

La aldaba del miedo bate

con los nudillos del  viento

las puertas de los cortijos.

La sangre caliente cae,  

silenciosa, de los pechos

sobre la tierra y  la grama.

Los niños junto a la era

presienten la  muerte cerca

y el odio de los gatillos

en una noche de agosto

recala  en  los Pedrosillos.

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