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La lluvia criba el silencio de la noche
con sonido de abejas rumorosas.
El viento columpia sombras
en los cables del tendido
y se rasga en las cornisas
con afilados silbos.
Fustas acuosas azotan paredes y ventanas.
Me regodeo
en el cálido confort que me rodea.
Mi imaginación vuela
sobre prados, oteros y cañadas…
y, a lomos del aire, llego a la sierra
sosteniendo el vuelo
como el águila planea.
A lo lejos el pueblo,
entre oblicuas cortinas de agua
y fanales de luz.
Alameda mojada en la ribera,
profunda negrura,
ruidoso ramaje.
Ulula el viento por las oquedades de la noche.
Mi imaginación regresa a su morada,
al dulce cobijo de la cama.
Fuera caen sobre el suelo las canales.