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Derrama el agua su melancolía
vertida con cadencia de rumores.
Vellones grisáceos de neblinas
entretejen por toda la dehesa
el ramaje en flor de las encinas.
Cubierto con el manto de la lluvia,
soy una parte más de este paisaje
que une la soledad y la belleza,
plenas de placenteras sensaciones,
sobre el altar de la naturaleza.