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La luz resbala oblicua
repartiendo caricias amarillas
por el lomo ondulado de las tejas
y por el aire de la tarde esquiva.
Van conquistando espacio las umbrías
y rocío las plantas de las vegas.
Se llena el campo de humedad brumosa
en valles y riberas.
Pastan ovejas primerizas hierbas
entre tañer de esquilas.
Entran en receptiva cuarentena
las olvidadas llares
para el parto del leño en la candela
Que bonito , es justo lo que yo veo, oigo y siento desde mi querido Canton hacia la Mota hasta el cerro del Credo…..
Vives en un sitio lleno de luz y alegría: las escuelas y el campo tan cercanos. Es una suerte.