Las abuelas.

 

abuelascosiendo

 

Hasta cinco veces buscaba el hilo el angosto camino del enhebro  guiado por las manos  temblorosas  de la vieja. Los niños- ¡qué ignorancia!- nos reíamos de ella cada vez que fallaba un nuevo intento. Entre conversaciones y silencios nuestras abuelas  cosían e hilaban  en las horas vencidas de la tarde tras el duro bregar de otras faenas.

 Trabajar  bajo un yugo de rutinas que solo alguna vez hallaba alivio  contemplando detrás de los visillos  el diario transcurrir de otros vecinos. Si en  alguna ocasión salían del pueblo era debido a alguna enfermedad. El mar quedaba tan lejos  que pocas  se  mojaron los pies en sus orillas.  Sobre sus recios y sufridos hombros se apoyó el bienestar del que gozamos. Entre velos, mantones y cobijos  se les fue la juventud de la manos rezando por las almas de los muertos.

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