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Bella, esbelta, zalamera,
bordado pañuelo al cuello
pleno de vivos colores,
hermosa, fresca y rosada
al aire tibio de mayo.
Brillantes ojos azules
que llevan la mar consigo.
Joven fina y atractiva
con cuerpo que fuera digno
de haber sido moldeado
por Afrodita y sus manos.
Entre trigos ondulados,
céfiro primaveral,
por veredas y caminos perdidos
me lleva Eros tras su estela de vestal.