Echo de menos una televisión estatal independiente y objetiva del tipo de la BBC inglesa. Esto de que cada partido gobernante ponga a sus dóciles voceros para que glosen sus logros le da poca credibilidad a los servicios informativos de la cadena pública. No están acostumbrados estos padres e hijos de la madre patria a que los periodistas les hagan preguntas impertinentes. Y si lo hacen los catalogan de estar sirviendo a intereses del partido rival.
Y sin embargo hay grandes profesionales que en este mercadeo de influencias defienden el tipo y su independencia con extraordinaria brillantez. Tienen que acostumbrarse los prebostes de turno a que la democracia no sirve sólo para que los voten a ellos. Los medios de comunicación públicos son de todos y deben informar con independencia de partidos a la ciudadanía, aunque perjudique la imagen del poder establecido. Esto no es un cortijo donde, como se hacía antiguamente, por san Miguel se cambiaban mayorales y aperadores.