Halloween y otras fiestas.

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Las  grandes fiestas cristianas han tenido su origen en antiguas fiestas paganas. La Navidad, por ejemplo, en las celebraciones con motivo del solsticio de invierno, cuando el sol parece que está a punto de extinguirse. Se decía  que en este tiempo los reinos de los vivos y los muertos entraban en comunicación. Los celtas, los griegos y los germanos compartieron  estas creencias. Celebraban en estas fechas el triunfo del sol que,  pasadas  las escasas horas de luz invernales retornaría y con él el triunfo de nuevo de la vida.

La Semana Santa tuvo su origen en las fiestas de la siembra que en el equinocio de primavera celebraban muchos pueblos. La luna llena y el equinoccio son acontecimientos  importantes en los calendarios de las antiguas sociedades agrícolas.

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La fiesta de Halloween tiene un origen celta. Cada año, el 31 de octubre, los druidas, sacerdotes paganos,  celebraban la víspera del año nuevo céltico en honor de su dios Samhain, dios de la muerte. En esta fiesta, los druidas, como si fueran de médiums, se comunicaban con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortalidad. Los druidas creían que en esa noche los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos. Y si los vivos no proveían comida a estos espíritus malignos, toda clase de sucesos terribles podrían ocurrirles. Se encendían miles de velas Estas velas encendidas servían también para paliar la falta de luz solar que iba menguando con la entrada del otoño. La luz volverá  a resurgir con la celebración de la fiesta de las luces y de la purificación, cuando se alargan los días por febrero. Otro origen de una fiesta cristiana: la Candelaria.

Los Papas Gregorio III  y Gregorio IV  intentaron sustituir esta fiesta pagana  por festividades cristianas, como son Todos los Santos y los Difuntos.

 Pero  el auge  y la extensión de Halloween es evidente. No sólo ahora. Yo recuerdo las sandías y los melones que vaciábamos y recortábamos para que parecieran calaveras.  Los utilizábamos  en lugar de  la calabaza, que es el fruto por excelencia de la fiesta de Halloween. Les poníamos una vela dentro y nos íbamos a las callejas oscuras intentando amedrentar a los vecinos que pasaban por allí. Brujería, muerte, calaveras, el más allá siempre presente en todas las religiones.  Esta de Halloween  es una tradición de origen celta, lógicamente anterior a Jesucristo, que ha pervivido a lo largo de siglos y de civilizaciones.

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