Gozosa espera.

Si no fuera por tener los labios presos

a la copa del árbol subiría

asido de sus  ramas  a su guía

para beber almíbar de sus besos,

pero me paro un poco y me contengo

de devorar los frutos que la higuera

a mi boca revela placentera

y a mi apetencia pide su devengo.

A su sombra cobíjome  dichoso

a esperar  de la brisa las caricias

y el suave roce de su cuerpo hermoso,

robados con las artes subrepticias

de quien encuentra placer voluptuoso

en el festivo mar de sus delicias.

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