Galgueros

Va el galguero viejo con precavido andar,

vista larga y paso corto,

surco a surco,

palmo a palmo del terreno

con niebla, lluvia o el tibio sol

de las mañanas otoñales.

Salta la liebre, como siempre,

cuando menos se la espera.

A su voz, salen los galgos tras  ella.

Quiebros, recortes, zigzagueos…

por campiñas, dehesas y olivares…

Busca instintivamente el perdedero

entre los juncos que hay en la ribera.

Desde un otero,

la mano en la frente por visera,

el galguero contempla

los lances de la rápida carrera.

(A todos los galgueros y especialmente a Pepe, padre de mi amigo Manuel)

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