Se acaban los calificativos para estos ídolos de los estadios que tienen como único mérito su habilidad con un balón. Sublime, inconmensurable, memorable, extraterrestre… Hasta una mano de uno de ellos se convirtió en atributo divino. Con los estadios repletos de forofos enardecidos, una filigrana, un quiebro, una carrera por la banda, un lanzamiento a portería son suficientes para desatar los berridos de cien mil personas al unísono y de millones a través de medios analógicos y digitales. Al día siguiente los periódicos con desmesura tipográfica, propia del estallido de una guerra mundial, ensalzarán las cualidades estratosféricas de estos personajes inflados de ego y de millones. Les hará falta mucho equilibrio a estos jóvenes para que maduren psíquicamente con su ritmo biológico, bañados como están exageradamente de gloria y de fortuna. Cuando su corta carrera deportiva termine y el silencio sustituya al griterío de los enfervorizados hinchas, una sima de soledad y angustia los puede engullir. Es la hora de enfrentarse a la realidad en un partido en el que los contrincantes son ellos mismos. Tienen que acostumbrarse a vivir sin las efímeras y exageradas alabanzas de una masa voluble y caprichosa. Al fin y al cabo no son dioses, ni héroes ni superhombres. Sólo son personas habilidosas con un balón a los que los corifeos mediáticos han aupado al Olimpo de los dioses a empujones de epítetos desmesurados.
Algunos desgraciadamente no superan el vacío cuando se apaga el estruendo de los estadios y caen al abismo, como Best, Julio Alberto, Gascoigne…
3 respuestas a «Futbolistas.»
Los describes con una habilidad propia del mejor portento futbolístico jamás visto.Ten en cuenta que, como buen futbolero que soy,a mí también me resulta inconmesurable los flirteos con un objeto redondo que realizan personajes como Messi.Yo también fuí futbolista en tiempos mozos y por eso me resulta tan bárbaro ese tipo de controles con la pelota que efectúan algunos.Aunque en niveles máximos de competición,el que nos parece el mayor tuercebotas resulta ser unvirtuoso.
Gracias por tu comentario, Santi. Yo también jugué al fútbol y me gusta, pero creo que eso está lejos de la “futbotlatría” y el endiosamiento a que se ha llegado.
Los describes con una habilidad propia del mejor portento futbolístico jamás visto.Ten en cuenta que, como buen futbolero que soy,a mí también me resulta inconmesurable los flirteos con un objeto redondo que realizan personajes como Messi.Yo también fuí futbolista en tiempos mozos y por eso me resulta tan bárbaro ese tipo de controles con la pelota que efectúan algunos.Aunque en niveles máximos de competición,el que nos parece el mayor tuercebotas resulta ser unvirtuoso.
Gracias por tu comentario, Santi. Yo también jugué al fútbol y me gusta, pero creo que eso está lejos de la “futbotlatría” y el endiosamiento a que se ha llegado.
Filigranas, las que hacen los 5 millones largos de parados para llegar a fin de mes.