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Con fondo de una pared desconchada
posa el padre con chaqueta raída,
la esposa discreta y luchadora al lado,
enlutada hasta los pies, ambos sentados.
En derredor, los hijos repeinados
para tan señalada ocasión.
Al menor lo sostiene
la madre en el regazo.
El que le sigue tiene
una mano en el pitín y otra en los labios.
El mayor, taciturno,
mira como esperando aparición.
Otro, en la pierna del padre recostado.
Escaseces, sudores y trabajos,
obligada y miedosa sumisión
quedaron en la foto reflejados