Feliz año nuevo.


 

 

 

 

El comienzo natural del año es septiembre. Se guarda la ropa veraniega y se empieza a buscar en los roperos y arcones  la de abrigo.  Un aire fresco, húmedo y fecundo sustituye a las calimas.  Los agricultores inician  campaña abriendo en labios receptivos las besanas para la siembra. Tambores de tormentas anuncian la retirada del calor y la llegada de  los ábregos,  fértiles aires  cargados de humedad, para que las semillas germinen y las primeras lluvias vistan de verde las secas y polvorientas praderas. Si es dadivoso, volverá a correr por regajos y arroyos la fértil bendición del agua y brotarán  hongos y setas, acné púber de la fecundidad, como ofrenda generosa de la tierra por el riego recibido. Fermentan en los lagares y bodegas los nuevos caldos. El año meteorológico también arranca con las mediciones de pluviosidad, que se cuentan de septiembre a agosto. Estrenan  nuevo curso los estudiantes en los distintos niveles educativos. Si  enero tiene su cuesta, no es menor la que se avecina en septiembre con el equipamiento escolar y el gasto hecho en vacaciones y fiestas patronales. Así pues, feliz año nuevo.

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