Se han vestido de domingo. Hoy viene el fotógrafo a hacerles la foto para solicitar el carnet de familia numerosa. Se colocan en el corral con el fondo de una pared recién blanqueada. Y ahí queda inmortalizado el instante. El padre en el centro con una chaqueta que le está algo ajustada. La esposa, discreta y luchadora, al lado, con ojeras que reflejan el duro bregar diario. Viste de negro por luto reciente. En derredor los hijos, arreglados y peinados para tan señalada ocasión. Al menor, que aún no anda, lo sostiene la madre en el regazo. El que le sigue tiene un dedo en la boca, algo esquivo y vergonzoso. El mayor, taciturno, mira a la cámara con los ojos de par en par, como esperando aparición. El tercero se apoya en la pierna del padre.
Con la bendición y el aliento del clero y del régimen desde la banda el terreno es propicio para cumplir con las directrices de ambas instituciones.”Solamente los pueblos de familias fecundas pueden extender la raza por el mundo y crear y sostener imperios”, (preámbulo de la ley 1 de agosto de 1941 de protección a las familias numerosas). Las noches sin tele y la querencia hacen el resto. Los medios anticonceptivos están vedados. Aceituna comida, hueso fuera, que dicen por aquí y que en latín, que suena más fino, denominan ‘coitus interruptus’. Los más informados se atreven con el procedimiento natural ideado por Kysaku Ogino en 1924, también conocido como del calendario o del ritmo. No se garantiza el acierto al 100% por lo que nacen muchos hijos que tienen como inspirador al japonés. No hay más medios para evitar embarazos, salvo la vía de la abstinencia que conduce a la santidad a través del sacrificio. Pero como de eso está la vida bien surtida no se prodigan los renuncios a uno de los pocos placeres que ofrece.
El régimen vigente incentiva el creced y multiplicaos. Hay ayudas y subsidios a las familias con descendencia. Desde las quince pesetas mensuales por los dos hijos, hasta 145 por la familia que tiene doce. Se añaden 25 pesetas más por cada uno que sobrepase esa cantidad.
La ley de protección a las familias numerosas de 1941 establece dos grupos: de 5 a 7 hijos y de 8 en adelante. En 1943 se baja a 4 el número y se establecen tres categorías. Primera de 4 a 7 hijos, segunda hasta 11 y tercera o de honor de 12 o más hijos.
Se conceden préstamos de nupcialidad. Dos mil pesetas con posibilidad de aumentar a cinco mil. Sin intereses.
Muy divulgados y jaleados son los premios de natalidad. Mil pesetas para el matrimonio español que sea más prolífico.
El acto de la concesión y entrega de los galardones por Franco tiene amplia cobertura y publicidad en los medios de comunicación, incluido el NODO.
Los beneficios para las familias numerosas se aplican al ámbito académico con exención o reducción en las matrículas, al de transporte con descuentos en los viajes y al de la vivienda, teniendo preferencia para la adjudicación.
Así se llenaron las calles y las escuelas de los pueblos y ciudades. La espita de la emigración las fue vaciando posteriormente. El imperio y la raza se expandían.
6 respuestas a «Familias numerosas»
Nos hemos vestido de domingo…, y el texto hubiera sido perfecto!
Como no he tenido respuesta a mi comentario, voy a responderme yo misma, en relación a lo que he leído: ” Se conceden préstamos de nupcialidad. Dos mil pesetas con posibilidad de aumentar a cinco mil. Sin intereses…
Un lector medianamente informado sabe, o debería saber, que se pueden contar las cosas en primera, segunda (esta modalidad menos usual, pero muy interesante) o en tercera persona. Nada influye el haber sido protagonista de lo que se cuenta o no para optar por una de estas modalidades. Se elige la que el autor considere más apropiada por razones estilísticas que a nadie nada más que a él atañen. Para más información http://www.inteligencianarrativa.com/primera-persona-vs-tercera-persona/
Yo no he leído una novela, ni un cuento, ni un artículo periodístico, sino un relato testimonial, como casi todos los que escribes. Al menos eso he creído yo y así lo he interpretado. Y este tipo de relatos, que son hechos reales, y que gracias a tu memoria, recuerdos, vivencias, unas personales y otras cercanas, y a una buena dosis de imaginación, y que nos das a conocer a los demás, se deben escribir, a ser posible, en primera persona. Los relatos literarios, en la que mejor te venga. Cuando publiques tu primer libro y te consagres como escritor , leeré el artículo que tan amablemente me has recomendado. Siento no saber explicarme mejor, tanto mis conocimientos como mi vocabulario son muy limitados.
Pues ni aún así. Muchas crónicas de guerra, por ejemplo, que son testimoniales, están narradas en tercera persona para darles más objetividad y abarcar un mayor espacio narrativo.
Nos hemos vestido de domingo…, y el texto hubiera sido perfecto!
Como no he tenido respuesta a mi comentario, voy a responderme yo misma, en relación a lo que he leído: ” Se conceden préstamos de nupcialidad. Dos mil pesetas con posibilidad de aumentar a cinco mil. Sin intereses…
Una pregunta: ¿ Por qué no hablas en primera persona , si tú formabas parte de las familias numerosas de la época?
Un lector medianamente informado sabe, o debería saber, que se pueden contar las cosas en primera, segunda (esta modalidad menos usual, pero muy interesante) o en tercera persona. Nada influye el haber sido protagonista de lo que se cuenta o no para optar por una de estas modalidades. Se elige la que el autor considere más apropiada por razones estilísticas que a nadie nada más que a él atañen. Para más información http://www.inteligencianarrativa.com/primera-persona-vs-tercera-persona/
Yo no he leído una novela, ni un cuento, ni un artículo periodístico, sino un relato testimonial, como casi todos los que escribes. Al menos eso he creído yo y así lo he interpretado. Y este tipo de relatos, que son hechos reales, y que gracias a tu memoria, recuerdos, vivencias, unas personales y otras cercanas, y a una buena dosis de imaginación, y que nos das a conocer a los demás, se deben escribir, a ser posible, en primera persona. Los relatos literarios, en la que mejor te venga. Cuando publiques tu primer libro y te consagres como escritor , leeré el artículo que tan amablemente me has recomendado. Siento no saber explicarme mejor, tanto mis conocimientos como mi vocabulario son muy limitados.
Pues ni aún así. Muchas crónicas de guerra, por ejemplo, que son testimoniales, están narradas en tercera persona para darles más objetividad y abarcar un mayor espacio narrativo.