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Vengo de entregarle al viento
pétalos de rosas granas
para que borde en las velas
de aquel barco en lontananza
un adiós de despedida.
Bajel de jarcias escasas
y de sentidas ausencias.
Hacia el olvido y la nada
se aleja en el mar del tiempo
dejando estelas de plata,
en la bocana tristeza
y luego… la mar en calma.