Su mirada errática vaga por los bordes de las cosas. Los ojos son dos oquedades ausentes. Huyó de allí el personaje. Dos complejas realidades pugnan por la preeminencia: la que es y la aparente. Pero, ¿cuál es la visión real y cuál es la que miente?
Busca aterrado el silencio espeso y denso en un rincón de remolinos absorbentes. En su mente enferma brotan los fantasmas desfigurados de la muerte con aspavientos descompuestos. Rasga sus entrañas con alambres retorcidos y herrumbrosos y amarga su vida con el filo dentellado de la angustia. Escucha sonidos que no son y amenazas que no existen, muerde los padrastros de su pensamiento con latidos compulsivos y punzantes. Y cae, cae, cae en la sima sin fondo del vacío.