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Si hay algo que me molesta
es cruzarme con personas
que la vida me perdonan
desde su empinada cresta.
Es su pose tan apuesta
que niegan los buenos días
a quienes con cortesía
primero se los han dado
porque les han enseñado
a obrar con galantería.
Semejantes groserías,
en mi modesta opinión,
demuestran su condición:
Más que probada idiotez
-eso también, mire usted-
muestran su ineducación.