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Tendido boca arriba miro una cometa en el cielo. Más arriba, la estela de un avión, blanca sobre azul intenso.
Alrededor el bullicio, cada vez más lejos.
No pienso nada concreto,
imágenes difusas,
hilvanes de recuerdos inconexos..
Alguna sombra viajera de una nube pasa por mi pecho.
Una mezcla de realidad imprecisa y de vagos sueños diluyen mi consciencia en un nirvana placentero.
Si no llega a ser por la cuba del niño vertida en mi rostro, me pierdo.
El padre del niño, de cañas y la madre al comadreo, ni saben que he vuelto.