En la muerte de un amigo.

Es triste decirle adiós,

despedirle hoy de la vida

que están los almendros rosas

tejiéndoles circonitas

a la corona del día

con esta puesta de sol:

 ¡Luz de tarde de febrero,

por san Blas y Candelaria!

La vejez y la guadaña

cortaron con el rasero

su vida y nuestra compaña.

 De camino hacia el olvido

se fue para siempre Antonio

en un silencio de gloria.

 Ya  nunca más beberá

el agua clara del río

entre los juncos y el berro.

 Faltará palabra al vino,

a los naipes la baraja,

y a las volutas de humo

hebras para la candela

de sus puritos de caja.

Suena el viento de la tarde

entre los cipreses verdes

que guardan tantos misterios.

 A lo lejos ladra un perro.

¡Qué triste bajé hasta el pueblo,

de vuelta del cementerio!

Ahillones, 3 de febrero de 2010.

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