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Vuelvo a recordar andanzas viejas,
rebuscando quimeras,
ilusiones y vivencias dejadas
en las calles lejanas del pasado
por ver si el tiempo, en el corazón de la solera,
convirtió en vino añejo
la desabrida piel de las hollejas
o si en algún rincón perduran todavía
rescoldos de fuego.
En mi deambular encuentro afectos en las rejas,
como claveles secos olvidados de riego.
Ojos brillantes de juvenil ardor
tienen hoy gris expresión y apagada mirada.
Los labios que ofrecían entreabiertos
granadas de anhelos
musitan rezos en las sombras.
Sarmientos son de gélidos abrazos
las manos de caricias envolventes.
¿Dónde quedó lo vivido?
El presente es vivir cada momento.
Cuando vuelves la cabeza para recrearte
ya está ausente.
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Que bonita forma de describir el paso del tiempo,o la vida también.Te felicito Juan Francisco,eres todo un poeta.
Muchas gracias, Juana, por tu comentario. Si algo tiene de bueno la edad madura es la perspectiva distante que se tiene para analizar los acontecimientos.