Sara Montiel interpretaba con su peculiar estilo la canción del Polichinela. El estribillo decía: “Cata-catapún, catapún pon candela/arsa pa’rriba polichinela./Cata-catapún, catapún, catapún/como los muñecos en el pin-pan-pun.”
Mientras nos dedicábamos a tirarle pelotazos al polichinela en la caseta de feria, descargando nuestro enfado contra él y azuzados por animadores inclementes, las termitas, fuera de los focos que iluminaban a la pobre marioneta, roían las patas de la caseta.
Apagadas las luces y destrozado el muñeco, la caseta se nos viene abajo y nuestra atención se dirige ahora al daño silencioso que han provocado los voraces insectos.