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Huyó mi sueño en la vela
que mi desvelo no alcanza.
El mar de la noche en calma,
mi imaginación alerta.
Tictacs de la madrugada
tocan la aldaba del alba.
La noche se queda atrás
en un rincón de la sala.
Mi pensamiento divaga,
perdido en la duermevela.
A la deriva, la barca,
entre la bruma y la niebla,
echa el ancla en la ribera.
Y descansa.